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6 de abril de 2010

Vida cruel

El amor es algo que no tiene explicación. Algo que llena completamente a la persona que siente “sentimientos” en su corazón. ¿Pero de que vale el amor si es a escondidas? Algunos dicen que mucho. Otros que poco. Pero que importa, que los demás piensen como quieran, yo jamás dejare de sentir por opiniones ajenas, al contrario, aún más fuerte será al paso de los días.

¿Por qué digo esto? Porque estoy cansada de personas inmaduras que se dan de reinas y reyes del mundo, aún sabiendo y pensado cosas sin sentido. Cosas que solo su mente dicen que tienen razón, pero que luego explotan por fuera porque no es así en la vida real. Personas que no entienden los “sentimientos” hacía otras personas, por un simple hecho de edad, racismo, o más cosas que se ven sin sentido en el mundo en el cual nos encontramos. En pleno siglo veintiuno. Si, estoy cansada de todo eso. Quien no lo estaría.

Veo muchas injusticias en este mundo. Cosas que ni la ley que tenemos en este momento, ni la magia inexistente, ni nada puede ayudar para que eso cambie. Injusticias humanas de personas sin sentido común, personas demasiados orgullosas para afrontar que se equivocan y decir por una vez que no tienen la razón.

Ahora vivo en un mundo donde todo me preocupa demasiado. Donde a cada segundo estoy pendiente de las opiniones de los demás. Donde no me dejo llevar por las pasiones y los momentos. Un mundo infeliz en su parte.

Mis momentos de inspiración absoluta en la soledad han desaparecido. Ya no tengo ganas a hacer nada por seguir adelante. Solo tengo ganas a quedarme en mí cama y no volver a levantarme nunca. No estoy diciendo de llegar a morir. Solo dormir, dormir y más dormir. Eso frenaría los problemas, al menos a mí si.

Es inevitable que en momentos como estos el sentimiento recorra mí cuerpo, cayendo lágrimas sobre la pequeña hoja de mí diario. El único amigo en el cual puedo expresar mis sentimientos sin reproches. Donde únicamente tengo el valor suficiente para decir las cosas que pienso, porque no soy lo suficientemente valiente para hacerlo fuera de mí habitación, en el mundo real, fuera de un trozo de papel con olor a amargura.

A pesar de todo también hay cosas que merecen que luche hasta el final, personas que siempre me han apoyado desde el día en que nací. Que siempre han tendido su mano sin recibir nada a cambio. Siempre va a haber personas crueles, frías y que quieran hundirte la vida, eso no lo puede cambiar nadie, ni nada, y aunque parezca doloroso, así es, nadie puede cambiar ese aspecto de la vida. Ni rico, ni pobre.

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